viernes, 25 de septiembre de 2009

Hitchhiking

Frente a la Fortaleza de Santa Teresa, en la muy prolija y asfaltada ruta 9, hay una palmera petisa que sirve de sombra a los que esperan algo bajo el sol. En esa ruta, que siempre parece a punto de derretirse, los autos pasan como bólidos, zumbando y rompiendo por segundos ese silencio gigantesco, señorial, de la fortaleza y su entorno. Pasé muchos veranos bajo la sombra de esa palmera, esperando que alguno de esos motores que primero sonaban lejanos y después se hacían cada vez más audibles detuviera su marcha y me llevaran a cualquier otro lugar, a cualquier playa de las tantas que hay en esos kilómetros rochenses de océano y arena . Me acuerdo de la adrenalina chicaneando cuando un auto comenzaba a aminorar y yo empezaba a correrlo de atrás para subirme y seguir camino. También me acuerdo de la libertad de andar sin destino ni equipaje. Suelto.

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